martes, 21 de abril de 2009

Me mude




Voy a cumplir 28 años y desde que nací hasta hace dos días viví en el caluroso y protector nido de mi familia. MI padre es papá gallina y mi madre amante de sus hijas por lo que aceptaron con la más buena onda del mundo alojarme bajo su techo todo este tiempo. Cuando tuve a H, estuvieron ahí, acondicionaron la casa para que mi crio y yo estuviésemos cómodos, nos dieron todo su amor, protección y trigo para el invierno. Cuando me casé y no tenía dónde vivir ( gracias al incumplimiento de quienes me vendieron el departamento), me alojaron con marido e hijo incluído. Cuando A nació nos volvieron a abrir los brazos, sin pensarlo.
Así mis chibolos, con sus carros, juguetes e inocencia, han destruido sus paredes, sus muebles; roto accesorios, manchado alfombras, etc. Aún así ellos nos alimentaron, cuidaron, adoptaron. Es más, mis hijos son los suyos: ellos los llevan a sus clases de futbol, natacion, citas al pediatra cuando mamá que trabaja no puede. (osea yo)
Por eso, a pocos días de mudarme, me andaba preguntando: ¿cómo es que se juega a ser ama de casa? Sí, seré la señora de la casa que no sabe ni hacer un guiso. jajajaja. Pero todos aprendemos. Estoy emocionadísima de tener mi espacio, decorar mi casa, poder caminar calata si me da la gana. Estoy feliz porque era el paso definitivo, tarde o temprano, uno debe cortar el cordón con sus amados padres. Más aún cuando yo ya tengo a mis hijitos.
Pero ante esto, también me embarga una gran pena. Porque mis viejitos han sido nada más que pura buena onda. Han sido hasta como padres para mis hijos. Ahora que voy a la casa de mis padres, siento ese vacío que hemos dejado y no quiero ni pensar lo que sienten ellos en una casa tan grande. Por eso, a pesar que recién me he mudado este fin de semana, los llamo a las 7 am a ver cómo andan. Ayer rapté a mi mami para que me acompañe a hacer las compras porque mi nivel es tan paupérrimo que confundo las arverjas con las vainitas y los pimientos con los rocotos y si me piden calcular las raciones o cantidades, mejor que me pidan levitar ( podría ser más fácil).
Sé que es cuestión de práctica,y en verdad estoy feliz y triste y feliz y triste. Como todo, ¿no? EL ying y el yang, el blanco y el negro. Este cambio sé que será lo mejor para mi y mi familia, pero - vamos- siento que no sé cómo compensar la enorme gratitud de mis queridos papás ( si tan solo leyeran mi blog para que entendieran lo que siento)

2 comentarios:

Lu dijo...

Buaaaaaaaaaaa
me has llevado atrás, unos 6 años, cuando recién me mudé de casa de mis viejos.

Ese día mi papá me ayudó a poner mis 5 cachivaches y a mi hija en el carro hacia la nueva casa. Dejamos todo en casa y me dijo: "vamos a comprarte una cocina, una lavadora y una refri". Me dejó en la nueva casa otra vez y me dijo: "sólo tienes que llamarme".

No lloramos, nos abrazamos fuerte fuerte y nos despedimos. Ya han pasado varios años y cada vez que va a mi casa, a la hora de despedirse, me dice: "sólo tienes que llamarme".

Un abrazo,

Lu
Mamá de DOS chancletas

PD: Hay un sorteo en mi web por el Día de la Madre, te invito a inscribirte.

fashionjolik dijo...

Lu, eres lo máximo. me encanta como escribes.