H mira un cadillac rojo. Lo admira. Lo toca con su dedito mientras le da la vuelta. Se detiene frente al caballo veloz. Guau. Este es un carro de carreras y cuando sea grande voy a comprarte uno ya.
A dice ta ta tá. Sopla. Hace sonar sus dientes invasivos. Se despierta todas las mañanas al alba para ser rescatada y dormir en nuestra cama.
H quiere correr en el parque. Luce su velocidad imparable frente a los ojos grandes y redondos de dos niños. Ellos ríen y se invitan a participar. H tiene miedo, piensa que como son más grandes quizás perderá. Corre, una, dos, tres vueltas. Pierde pero mamá lo aplaude. En la banca del parque: estoy con mis zapatos de no correr mamá. ¿Podemos ir a la casa a ponerme mis zapatillas y regresar?
A no quiere dormir.Quiere dar vueltas por un lado y por el otro. Treparse encima de todo. Tirarse en picada de la cama. Bailar. Ver las estrellas por la ventana. Comerse mi celular. Yo, sus cachetes poco a poco, mordisco a mordisco. Sin azúcar. Al natural
martes, 3 de marzo de 2009
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2 comentarios:
Qué hermoso que sigas admirada de tu capacidad de ser madre y de amarlos, tocaya. Creo que si tuviéramos cuarenta hijos a cada uno amaríamos igual pero diferente, como a uno o como a dos.
Felicidades, no te dejes de admirar
Lorena Salmon
ay tocaya mil gracias x tus palabras, eres lo maximo. lorena salmon jajajajaja
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