lunes, 30 de marzo de 2009

Vuela vuela capa audaz






Una cortesía de J... qué delicia la libertad, ¿no?

Amor a la camiseta






H había comenzado a revelar un interés en el fútbol que tenía a todos los varones de mi hogar sobreemocionados. Su abuelo lo llevó a inscrbirse en unas clases- hasta ahora no ha empezado por falta de chimpunes de su talla- y J, mi marido, lo hace jugar cada vez que llega temprano. Por ahí dicen que tiene potencial. Y yo feliz con que pueda hacer lo que le haga bien.
Asi que aprovechando la coyuntura de las eliminatorias, hice presión para que J nos llevara al estadio a alentar a la selección. Perú vs Chile. Para mi, era un partido decisivo: el papá de H es chileno, así que quería darle a H una lección de peruanidad visceral. Que vaya al estadio, sienta la pasión, escuche los gritos, viera a Perú ganarle a esos chilenos po. (Vamos, es un juego).
Desde las 3 pm H no podía más, quería ir al estadio. Dos horas después, toda la familia enrumbó al monumental. El abuelo le compró camiseta - era el 16 de farfán- y gorro. H exigió pintarse la bandera nacional en el cachete, pero la prisa nos venció.
Cuando llegamos estaba maravillado: miles de personas coreando, gritando, un estadio gigantesco mamá. Hice prometer a todos los presentes que si Chile nos ganaba teníamos que mentirle a H. Cómo dejar que preciosín se vaya con una derrota. Además el mismo había hecho su elección: quería que Perú gane. Así que iba a ganar.
Pero ni que fuera idiota. Después del desastre, me contenté con que H quisiera seguir siendo peruano- aunque sea su mitad. Felizmente que después del primer tiempoo toda su energía se concentró en acabarse la cancha.
Finalmente mi afán porque su pasión por la camiseta crezca, dio resultados: ayer durmió con la camiseta y hoy se despertó y pidió ir con ella al nido. Cuando regresó, se la entregó a la mamama: Está sucia, por favor que me la laven.

martes, 17 de marzo de 2009

El club de las 5 : 15





El horario de verano de mi oficina estipula que los empleados trabajen de lunes a jueves hasta las 6 y 15pm. Benditas somos todas las recientes madres que tenemos la enorme ventaja del horario materno ( ojo, lo dice la ley) . Por ello, una hora antes que el comun de los mortales comienza a apagar las computadoras, nosotras ya estamos llamando al ascensor. Desde el piso 17, en el que me encuentro yo, hasta el 1 , el bus / combi va recogiendo a nosotras, las bienaventuradas. Ya nos conocemos, la complicidad que nos une hasta nos ha hecho simpatizar. Hola, ¿ya cuántos meses tiene perica? ¿Y la gorda? ! Ay no qué rica! Si la cosa es de una intimidad mayor, hasta compartimos anécdotas: el otro día se me cayó. Todo en el intervalo de los minutos que tarde el bunker en aterrizar en la planta baja. Créanme que no son pocos. Puede durar la eternidad.
Lo divertido del asunto que para mi acaba en junio ( la cosa es así: el horario de lactancia dura un año exacto, termine al año de cumplido de tu crio), es que en realidad me voy feliz y cantando. Hasta me despido con una canción que antes le entonaba a H. Adiós amigos, ya me voy... dice trsite el buen pancho... la lalala. Prometo la próxima vez, despedirme hasta con pasos de baile.

martes, 3 de marzo de 2009

H A

H mira un cadillac rojo. Lo admira. Lo toca con su dedito mientras le da la vuelta. Se detiene frente al caballo veloz. Guau. Este es un carro de carreras y cuando sea grande voy a comprarte uno ya.
A dice ta ta tá. Sopla. Hace sonar sus dientes invasivos. Se despierta todas las mañanas al alba para ser rescatada y dormir en nuestra cama.
H quiere correr en el parque. Luce su velocidad imparable frente a los ojos grandes y redondos de dos niños. Ellos ríen y se invitan a participar. H tiene miedo, piensa que como son más grandes quizás perderá. Corre, una, dos, tres vueltas. Pierde pero mamá lo aplaude. En la banca del parque: estoy con mis zapatos de no correr mamá. ¿Podemos ir a la casa a ponerme mis zapatillas y regresar?
A no quiere dormir.Quiere dar vueltas por un lado y por el otro. Treparse encima de todo. Tirarse en picada de la cama. Bailar. Ver las estrellas por la ventana. Comerse mi celular. Yo, sus cachetes poco a poco, mordisco a mordisco. Sin azúcar. Al natural